miércoles, 9 de agosto de 2017

La temida palabra Inquirir








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INQUIRIR

La palabra inquirir es un sinónimo de escudriñar, en el sentido que las dos palabras se refieren a indagar algo cuidadosamente. La palabra inquirir proviene del latín inquirere formada de in (hacia dentro) y quaerere (preguntar). Es decir se refiere al acto de preguntar y seguir preguntando, como lo hace un niño que pregunta "¿y por qué? .. ¿y por qué?... hasta agotar la paciencia de sus padres.
Derivados de este verbo incluyen: Inquisición - acción y efecto (-ción) de interrogar. La Inquisición en sentido de la institución eclesiástica era una institución creada para perseguir personas de otras religiones y matarlos. Inquisidor - el que (-dor) interroga. Inquisitorial - relativo al (-al) que interroga. Inquisitivo - relativo (-tivo) a la interrogación. Inquisitorio - que tiene capacidad para interrogar.
Otros verbos formados a partir de quaerere incluyen querer, adquirir, requerir y conquistar. Es completamente falso que la Inquisición fuera una institución para perseguir personas de otras religiones y matarlas. La Inquisición no tenía en ningún lado potestad para eso ni para apresar siquiera a gentes de otras religiones. La Inquisición nació en el sur de Francia en el siglo XII para perseguir la herejía albigense dentro de los cristianos de la época (antes de eso la Iglesia recurría a la excomunión para perseguir actitudes desviadas o heréticas de los cristianos).
 La misión de la Inquisición desde su nacimiento era perseguir prácticas o afirmaciones supuestamente heréticas dentro de los propios cristianos que podían hacer desviarse a otros cristianos de lo que ellos consideraban "doctrina recta", para obligarles a renunciar públicamente a ellas: si no lo hacían en un auto público, entonces podía condenarlos a distintas penas que llegaban incluso a la muerte en la hoguera.
La Inquisición corrió después desde Francia al resto de la Europa del sur, reinos Hispanos de Aragón y Castilla, Portugal, Italia, Polonia, etc., siendo su misión siempre la misma: perseguir cristianos heréticos y no pudo nunca actuar contra miembros de otras religiones que no estaban jamás sujetos a la obediencia de este tribunal. Con el tiempo, al producirse la reforma protestante, la Inquisición quedó restringida a instrumento propio de la Iglesia católica y actuaba contra todos aquellos cristianos católicos cuyas prácticas o ideas podían asemejarse a opiniones no cristianas o bien de los sectores cristianos no católicos considerados herejes, y también fue exportada a la América cristianizada. Por su parte, en los sectores protestantes del centro y norte de Europa, si bien su actitud era idéntica, nunca existió un organismo concreto llamado Inquisición y para juzgar a supuestos herejes o posibles desviados, se formaban tribunales específicos de altos clérigos para velar por la pureza de la fe, que igualmente recurrían al interrogatorio de los acusados bajo tortura si llegaba el caso, y a su condena a muerte en la hoguera si no se lograba la retractación o las faltas eran consideradas de gravísima entidad imperdonable. Todas las víctimas de la Inquisición y tribunales similares centro y norteeuropeos fueron cristianos bautizados y a veces incluso excelentes cristianos, y nunca individuos de otras religiones sobre los que la Inquisición no tenía jurisdicción alguna.
las fases acerca de lo que debía decir y hacer y de qué cosas debía retractarse si quería salir con bien del proceso, según de lo que le acusaran, de lo cual el reo hacía caso o no. Entonces pasaba al interrogatorio directo por parte de los miembros del tribunal. Si en este interrogatorio, el tribunal consideraba que había defendido sus posturas sin haberse retractado, entonces se le mostraban los instrumentos de tortura para indicarle que iban a pasar al paso siguiente, el interrogatorio bajo tortura, si no se retractaba (algunos en esta fase se retractaban, como fue el caso de Galileo), en cuyo caso el proceso terminaba. De lo contrario pasaban al interrogatorio con tormento, que era la siguiente fase, y si aun así no se retractaba venía la condena, que podía variar de años de cárcel en lúgubres prisiones (como le sucedió al místico castellano S. Juan de la Cruz y a otros muchos procesados), a la muerte pública en la hoguera, según la gravedad de los cargos que se consideraran. El retractado debía pasar por un auto de fe en que declaraba el arrepentimiento público, o por la quema pública de sus escritos si había escrito algo condenado. En cada uno de los países de Europa, bien por la Inquisición, bien por los tribunales específicos protestantes para la pureza de la fe, de distintos nombres, de Gran Bretaña, Flandes, Suiza, Alemania, etc., varios millares de personas en cada país a lo largo de los siglos XIV al XVIII (en algún caso hasta el XIX) aproximadamente en que funcionaron los métodos inquisitoriales fueron ejecutadas por tales métodos, todos ellos cristianos bautizados. La Inquisición en cierto modo también colaboró en ocasiones con los poderes civiles, coadyuvando, bajo la cobertura de la fe, a la erradicación de posturas políticas disidentes entre los cristianos a las monarquías cristianas de la época, del mismo modo que en la Europa protestante en los tribunales eclesiásticos acababan también.

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