lunes, 28 de agosto de 2017

Cuando separarse es lo mejor para nuestros hijos


PISCOLOGÍA INFANTIL
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Cuando separarse es lo mejor para nuestros hijos

ÚRSULA PERONA
Psicóloga infantil

10 ago. 2017 |17:26

nos separamos... ¿cómo se lo decimos?

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El divorcio de los padres es una de las crisis vitales más estresantes que tienen que afrontar muchos niños hoy en día, que tienen que asumir que a partir de ahora, tienen padres separados. Aunque la incidencia del divorcio ha experimentado un fuerte aumento en las últimas décadas, no por su normalización debemos minimizar el impacto negativo que tiene en los niños y es importante que sepan ciertas cosas tras la separación de sus padres.

Todos conocemos que la separación de los padres, más cuanto menor la edad del niño, tiene consecuencias negativas. Algunos de estos efectos negativos serían: ansiedad, angustia, temores, incomprensión de la situación, sensación de falta de control, bajo estado de ánimo, problemas de conducta, bajo rendimiento académico, por mencionar los más significativos.

Si especificamos los efectos más destacables por edades, serían los siguientes:
De tres a cinco años
Se sienten culpables. Creen que el divorcio ha tenido algo que ver con su comportamiento. Su pensamiento mágico les hace asumir responsabilidades muy fantasiosas: que la culpa es porque no come bien, o porque se porta mal. Tienen mucho miedo al abandono, a quedar solos o desatendidos. A estas edades los padres son lo más importante para el niño y constituyen su mundo.
De seis a doce años
Es la peor edad para afrontar el divorcio de los padres. Sienten profundo dolor ante el proceso, son muy conscientes de lo que ocurre, pero aún no saben manejar sus emociones. Con mucha frecuencia tienen la fantasía de que sus padres van a reconciliarse, y realizan conductas para favorecer este acercamiento.
Los adolescentes
Pueden experimentar miedo, soledad, depresión y culpabilidad, aunque tienen mejores recursos para adaptarse y afrontar la situación.

Consecuencias del conflicto familiar

Pensar en las consecuencias negativas que divorciarnos va a tener para nuestros hijos puede que nos haga pensar que no hacerlo y aguantarse puede ser la mejor opción.

Sin embargo, el conflicto familiar también tiene importantes consecuencias en la salud mental del niño.

Las situaciones de conflicto conllevan mayor hostilidad en el niño, menor afectividad, ansiedad, bajo estado de ánimo, quejas somáticas y conductas antisociales. También con frecuencia en la adultez tendrán relaciones de pareja insatisfactorias, así como mayores tasas de divorcio.

Si además hay violencia en la pareja, o maltratos de algún tipo, la gravedad de estos síntomas aumenta significativamente, y suele conllevar secuelas psíquicas de por vida.

Por lo tanto, ante la disyuntiva de separarnos o no cuando existen conflictos en la pareja, deberíamos tener en cuenta estos factores:
1 El entorno ideal para el desarrollo físico y psicosocial del niño es la familia. La permanencia en el núcleo familiar permite al niño gozar de la compañía, afecto y cuidados de ambos progenitores, lo cual es imprescindible para su desarrollo integral.
2 En el caso de que existan violencia en la pareja o maltratos, se debe acudir siempre a servicios sociales para informar de los hechos y buscar asesoramiento profesional sobre el proceso a seguir. La violencia de género no debe tolerarse nunca, es un error pensar que se soporta en beneficio de los hijos. Como ya hemos visto, tiene graves consecuencias para su desarrollo.
3 Si la pareja atraviesa una crisis, es recomendable buscar ayuda profesional. Todas las parejas atraviesan por períodos de crisis y conflictos. Es poco realista pensar que para que una pareja funcione, todo debe ir siempre de maravilla. Ante una crisis que se estanca, o se prolonga en el tiempo, hacer una terapia de pareja es muy recomendable.
4 La terapia de pareja no siempre va encaminada a solucionar los problemas de pareja y salvar el matrimonio. En ocasiones, la terapia de pareja sirve para darse cuenta de que es mejor separarse. Pero en cualquier caso ayuda a hacer las cosas bien, a intentar soluciones antes de dar por fracasado un matrimonio, y a limar los conflictos. Aunque el resultado final de la terapia de pareja sea la separación, durante el proceso habrá tenido ocasión de resolver y afrontar muchos aspectos, lo que facilitará que el divorcio se realice de manera más calmada.
5 Si finalmente se valora que el divorcio es la mejor opción, es muy recomendable acudir a un mediador o psicólogo que nos ayude a llegar a acuerdos sobre todos los aspectos necesarios: custodia, separación de bienes, uso de la vivienda, entre otros. Permitir que una persona externa, no vinculada emocionalmente en el proceso, nos asesore, es garantía de que se priorizará el bienestar de los hijos.


Por último, y lo más importante, recordar siempre que cuanto menos conflictos, discusiones y críticas hacia el otro progenitor presencie nuestro hijo, mejor afrontará la situación. Una vez hayáis comunicado a vuestros hijos la decisión de separaros, si es que así lo decidís, es posible que les vayan surgiendo dudas y necesiten aclarar muchas cosas. Es muy importante que estemos muy presentes para él afectivamente y no caer en los típicos errores en los que caen los padres separados. El niño debe sentir que tiene a sus padres, sea cual sea nuestra situación de pareja.

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