PISCOLOGÍA INFANTIL
Cuando separarse es lo mejor
para nuestros hijos
ÚRSULA PERONA
Psicóloga infantil
10 ago. 2017 |17:26
nos separamos... ¿cómo se lo
decimos?
- Cómo llegar a septiembre sin separarnos
- Qué debe saber un niño tras la separación de sus padres
- Mis hijos no aceptan a mi nueva pareja, ¿qué hago?
El divorcio de los padres es
una de las crisis vitales más estresantes que tienen que afrontar muchos niños
hoy en día, que tienen que asumir que a partir de ahora, tienen padres
separados. Aunque la incidencia del divorcio ha experimentado un fuerte aumento
en las últimas décadas, no por su normalización debemos minimizar el impacto
negativo que tiene en los niños y es importante que sepan ciertas cosas tras la
separación de sus padres.
Todos conocemos que la
separación de los padres, más cuanto menor la edad del niño, tiene
consecuencias negativas. Algunos de estos efectos negativos serían: ansiedad, angustia,
temores, incomprensión de la situación, sensación de falta de control, bajo
estado de ánimo, problemas de conducta, bajo rendimiento académico, por
mencionar los más significativos.
Si especificamos los efectos
más destacables por edades, serían los siguientes:
De tres a cinco años
Se sienten culpables. Creen
que el divorcio ha tenido algo que ver con su comportamiento. Su pensamiento
mágico les hace asumir responsabilidades muy fantasiosas: que la culpa es
porque no come bien, o porque se porta mal. Tienen mucho miedo al abandono, a
quedar solos o desatendidos. A estas edades los padres son lo más importante
para el niño y constituyen su mundo.
De seis a doce años
Es la peor edad para afrontar
el divorcio de los padres. Sienten profundo dolor ante el proceso, son muy
conscientes de lo que ocurre, pero aún no saben manejar sus emociones. Con
mucha frecuencia tienen la fantasía de que sus padres van a reconciliarse, y
realizan conductas para favorecer este acercamiento.
Los adolescentes
Pueden experimentar miedo,
soledad, depresión y culpabilidad, aunque tienen mejores recursos para
adaptarse y afrontar la situación.
Consecuencias del conflicto
familiar
Pensar en las consecuencias
negativas que divorciarnos va a tener para nuestros hijos puede que nos haga
pensar que no hacerlo y aguantarse puede ser la mejor opción.
Sin embargo, el conflicto
familiar también tiene importantes consecuencias en la salud mental del niño.
Las situaciones de conflicto
conllevan mayor hostilidad en el niño, menor afectividad, ansiedad, bajo estado
de ánimo, quejas somáticas y conductas antisociales. También con frecuencia en
la adultez tendrán relaciones de pareja insatisfactorias, así como mayores
tasas de divorcio.
Si además hay violencia en la
pareja, o maltratos de algún tipo, la gravedad de estos síntomas aumenta
significativamente, y suele conllevar secuelas psíquicas de por vida.
Por lo tanto, ante la
disyuntiva de separarnos o no cuando existen conflictos en la pareja,
deberíamos tener en cuenta estos factores:
1 El entorno ideal para el
desarrollo físico y psicosocial del niño es la familia. La permanencia en el
núcleo familiar permite al niño gozar de la compañía, afecto y cuidados de
ambos progenitores, lo cual es imprescindible para su desarrollo integral.
2 En el caso de que existan
violencia en la pareja o maltratos, se debe acudir siempre a servicios sociales
para informar de los hechos y buscar asesoramiento profesional sobre el proceso
a seguir. La violencia de género no debe tolerarse nunca, es un error pensar
que se soporta en beneficio de los hijos. Como ya hemos visto, tiene graves
consecuencias para su desarrollo.
3 Si la pareja atraviesa una
crisis, es recomendable buscar ayuda profesional. Todas las parejas atraviesan
por períodos de crisis y conflictos. Es poco realista pensar que para que una
pareja funcione, todo debe ir siempre de maravilla. Ante una crisis que se
estanca, o se prolonga en el tiempo, hacer una terapia de pareja es muy
recomendable.
4 La terapia de pareja no
siempre va encaminada a solucionar los problemas de pareja y salvar el
matrimonio. En ocasiones, la terapia de pareja sirve para darse cuenta de que
es mejor separarse. Pero en cualquier caso ayuda a hacer las cosas bien, a
intentar soluciones antes de dar por fracasado un matrimonio, y a limar los
conflictos. Aunque el resultado final de la terapia de pareja sea la
separación, durante el proceso habrá tenido ocasión de resolver y afrontar
muchos aspectos, lo que facilitará que el divorcio se realice de manera más
calmada.
5 Si finalmente se valora que
el divorcio es la mejor opción, es muy recomendable acudir a un mediador o
psicólogo que nos ayude a llegar a acuerdos sobre todos los aspectos
necesarios: custodia, separación de bienes, uso de la vivienda, entre otros.
Permitir que una persona externa, no vinculada emocionalmente en el proceso,
nos asesore, es garantía de que se priorizará el bienestar de los hijos.
Por último, y lo más
importante, recordar siempre que cuanto menos conflictos, discusiones y
críticas hacia el otro progenitor presencie nuestro hijo, mejor afrontará la
situación. Una vez hayáis comunicado a vuestros hijos la decisión de separaros,
si es que así lo decidís, es posible que les vayan surgiendo dudas y necesiten
aclarar muchas cosas. Es muy importante que estemos muy presentes para él
afectivamente y no caer en los típicos errores en los que caen los padres
separados. El niño debe sentir que tiene a sus padres, sea cual sea nuestra
situación de pareja.
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