jueves, 27 de abril de 2017

3 puntos de dolor, de una ciudad desesperada.

Lic. Jorge Alejandro Zelaya
Sociólogo y Jurista
Catedrático: Universidad Luterana Salvadoreña.


3 puntos de dolor, de una ciudad desesperada...
S

an Salvador, territorialmente  la más pequeña de las capitales de Centroamérica y a su vez una de las capitales más pequeñas del mundo, sumida en el caos: pobreza, delincuencia y pandillas como eslabones de una cadena que cierra el candado de la corrupción, la desidia y la incompetencia de sus administraciones, que elección tras elección prometen rescatar la ciudad entre lo imposible, inviable y hasta utópico.

La obviedad de los males de una ciudad que reclama lavar su rostro, que exige el lugar que hace algunos años presumió tener, hace pensar que en este contexto, cada vez son menos las personas que recuerdan “El gran San Salvador”, como la capital de Centroamérica, a estas personas el tiempo se las ha ido llevando, y con ellos el tiempo también ya está pasando factura a las actuales generaciones.
Es conocida la fe y la esperanza de los capitalinos, que siempre piensan que algún día se arreglara todo, aparecen de nuevo las preguntas básicas impulsadas nada más por la razón,  las famosas: ¿hasta cuándo? ¿Qué debemos hacer? o ¿Por qué no se hace?, surgen alzando la cabeza desde el olvidado  kilómetro cero de El Salvador, y de vez en cuando aparecen advientos de respuestas, pero de inmediato estas chocan  contra el muro de la indiferencia de los que pudiesen dar las soluciones, pero que por otros tres años analizaran de nuevo la situación para no aplicar el tan esperado remedio a una capital que agoniza.
En esta ocasión señalo 3 situaciones que los capitalinos exigen no con fuerza, más bien con el sentimiento y añoranza de personas que aman una ciudad que merece ser presentada con orgullo ante el mundo.
  1. El Comercio Informal
Las  razones  de  la  migración  del  campo  a  la  ciudad  para  dedicarse  al comercio  informal  en   las  vías  públicas  de  San  Salvador  tienen  su origen en acontecimientos históricos socio-políticos[1].        
En la historia Salvadoreña el flujo migratorio hacia  la Ciudad  Capital tiene  sus  raíces  en  el  conflicto  armado  de  la  década  de  los  años  ochenta y en la falta de fuentes de trabajo en otras zonas agrícolas[2].
Actualmente el crecimiento desordenado del comercio informal, debido a la falta de una política eficaz de ubicación estratégica de este rubro, obliga a los capitalinos que viven fuera de este sector, a sortear  madera, lámina y clavos oxidados, que se exhiben en los “puestos” declarados como “zonas conquistadas para la subsistencia de los necesitados”.
Los conductores constantemente, evaden carretas, niños jugando, canastos y uno que otro maniquí, que compite junto con el transporte público por el reinado del pavimento.
Madera, laminas, ropa, frutas, películas quemadas, en fin todo lo que se puede o no se puede vender, es una condición que tapiza tanto cemento como asfalto, bloquea, ojos, pies y manos, para aquellos valientes que emprenden el reto de encarar este desafiante territorio.
Al mezclar los elementos más visibles de este fenómeno, y sin involucrar a los demás problemas que mencionaremos, nos damos cuenta que estamos en una realidad, que descansa en los hombros de la interpretación literal de la Constitución ya que en el artículo 37 inciso segundo, reza literalmente: “...El Estado empleara todos los recursos que estén a su alcance para proporcionar ocupación al trabajador, manual o intelectual, y para asegurar a él y a su familia las condiciones económicas de una existencia digna..; Más allá del error de la literalidad en su interpretación, en la cual el Estado dentro de sus derechos globales, deberá de proporcionar las condiciones óptimas para el establecimiento de fuentes formales de trabajo, que contribuirán con sus tasas e impuestos a fortalecer los proyectos de los gobiernos; Evidentemente el problema recae en la ignorancia del espíritu mismo de la Norma Suprema, la cual no puede contradecirse en su aplicación, ya que el Art. 1 de la Constitución[3], en su tercer inciso, reconoce a la persona humana como “...El origen y el fin de la actividad del Estado; siendo obligación de éste, asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social”.. La interpretación misma de este inciso nos lleva a conocer la profundidad de términos como “justicia social”, “cultura” o la misma “libertad”, que aplicada esta última en toda la amplitud de su concepto, incluye en el caso concreto, también la libertad de los peatones para utilizar las aceras por las que pagamos tasas, y la de los conductores a utilizar las calles que mantenemos con impuestos; Así como la libertad de disfrutar con seguridad, los pocos focos de cultura que nos presenta nuestro bello pero muy escondido Centro Histórico Capitalino.
Actualmente solo hay una verdad detrás de las ventas desordenadas: “ORDEN ES IGUAL A MENOS VOTOS”, basta con recordar adonde y con quienes iniciaron las campañas los últimos ediles, el trato con ellos asegura menos desordenes, menos crímenes y lo más importante votos seguros de muchos DUIS que viven lejos de la capital pero gracias a la ley pueden poner su lugar de trabajo como residencia…
Dada esta mezcla de situaciones, entendemos que mientras la bandera de la necesidad, ondee en el asta de la política partidaria, los capitalinos nunca, conoceremos el ya no solo deseado, si no que necesitado, orden del comercio en centro de San Salvador.
1.      Crimen organizado

Ya es sabido que El crimen organizado en la capital Salvadoreña, es uno de los problemas serios del país; Basta poder hablar 5 minutos con algún vendedor, comerciante formal o informal, para que en tono bajo y con los ojos revisando ambos lados del horizonte, diga: “si esta peligroso, pero no se puede decir nada” por lo cual no es sorpresa que  “Un artículo de la revista The Economist, con datos del Igarapé Institute, situó a El Salvador y su capital en el número uno de los lugares más peligrosos por la frecuencia de homicidios”..[4]¿Cómo podemos solucionar un problema tan complejo?.. Parecería tan obvia la respuesta, pero nos damos cuenta que la respuesta puede ser aún más compleja que la pregunta, inicial...  ¿Qué tan difícil es iniciar?, decían ediles anteriores que al no tener la coordinación entre el gobierno central y el gobierno capitalino, no se pude abordar el problema ya que necesitaba un apoyo radical y estratégico, soportado en la inteligencia del estado... Se llega el ansiado momento en que se cumple el binomio gobierno central y capital,  e inmediatamente las autoridades de turno plantean la tesis del: ¿Porque no lo hicieron antes?... ¿Es broma? ¿De verdad? Nos interesa que lo arregle ya, ahora, en esta administración, que no dejen el problema para que se disperse en el pasado, entre dimes y diretes; Pero, al parecer esa que aunque Gobiernos central y local, comparten siglas, parece que los separan, distintos colores, pensamientos, acciones y situaciones... dejando entrever que detrás del show de unas cuantas personas que pelean la verdadera aplicación de  una posición ideológica, el crimen camina a sus anchas por este el municipio del desorden y del terror.

1.      Precioso Centro Histórico abandonado:

San Salvador posee una condición especial, bueno varias condiciones especiales... entre buenas y malas, según el ojo del observador, puntos desde poseer joyas arquitectónicas como el Teatro Nacional[5] diseñado por el arquitecto francés Daniel Beylard inaugurado en 1917, El Palacio Nacional, declarado monumento Nacional en 1980, construido entre el 1905 y 1911, sustituyendo al antiguo luego de un incendio de finales del siglo IIX[6], a cargo de  José Emilio Alcaine y bajo la dirección del maestro de obra Pascasio González Erazo, la Catedral, dos Centros Históricos, el de la Colonia y el de la República, plazas, palacios, bibliotecas, entre otros elementos más..

¿Pero... qué pasa con nuestro centro histórico? Que el calificativo de histórico, si se basa en las historias que recopila, entre imágenes piedra y cementos sigue coleccionando historias... pero en las últimas décadas esos relatos, han mutado de la felicidad, orgullo y gloria, a ser relatos de terror, destrucción, vandalismo y desorden.

¿Que pensara Da Vincci al encontrar a la Gioconda en baúl de un automóvil abandonado?, o Rafael Sanzio, ver su “Escuela de Atenas”, enlodándose en la esquina de un jardín descuidado… Ver nuestro centro histórico, sus monumentos y estructuras dentro del centro de san salvador, es como ver una joya dentro de un bote de basura; Ya que puede ser difícil entender a los artistas, pero no es tan difícil reconocer el esfuerzo y la dedicación de sus obras.

Lo interesante es saber ¿Que pensamos los capitalinos, al ver los pocos tesoros que tenemos inmersos en el caos?, ventas, cables, delincuencia, suciedad, borrachos, prostitución, entre otras cosas son la manta que cubre esas obras, una manta sucia, apestosa llena de remiendos y suciedad; que por decepcionante que parezca no debemos olvidar que debajo de esa manta están esas gemas.

Pongámonos a pensar... solo a pensar, pues solo eso nos permite la realidad... ¿Cómo fuera nuestro centro histórico sin esa manta? turismo, proyección económica, familias disfrutando, artistas, todos los elementos que un centro histórico debería poseer; Pero para no salir de la costumbre, repartamos un poco de culpa, llego el momento de culpar  al Sistema, pero en esta ocasión clavemos los ojos en el otro sistema, aquel que no le pertenece a la política encarnada… volteemos la vista Al “SISTEMA EDUCATIVO”. La misma UNESCO advierte que ¿En qué materia nos enseñar arte y cultura? como podremos pedirle a nuestros hijo que valore y cuiden una joya arquitectónica, si no les hemos enseñado el valor de una joya ni la riqueza que se encuentra dentro de las bellas artes...

Por consiguiente, esto no es más que añoranza, pidiendo resolver problemas y no culpar al tiempo, solicitando para el comercio informal: orden y reubicación estratégica, para el crimen organizado: ataque coordinado con el gobierno central, y para nuestro centro histórico: educación cultura y lo más importante, amor por una capital que pide desesperada cual canción de Neruda, atención afecto y amor...



[1] CUBIAS RAMÍREZ, Y Otros, Ob Cit, P. 31
[2] La Incidencia De Políticas Públicas En El Ordenamiento Del Centro Histórico De San Salvador Ante El Comercio Informal Ues-2011
[3] Constitución Política de El Salvador
[4] http://www.laprensagrafica.com/2017/04/03/san-salvador-aparece-como-la-ciudad-mas-violenta-del-mundo. (03/04/2017)
[5] Claudia Marcela Marroquín “Una mirada a la historia del teatro” 2013
[6] http://www.cultura.gob.sv/palacio-nacional/

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