1. Entender realmente el negocio, las necesidades de los clientes. Aumentar la interacción con estos.
2.
Incorporar el marketing como una filosofía y una función de todo el
personal (integración del marketing y los recursos humanos).
3. Entender que el
prestigio y la promoción del estudio jurídico pasa por la de sus
abogados y la de sus abogados por la del bufete.
4. Crear
verdaderos equipos —profesionales con valores, visión de futuro y
objetivos compartidos— e implicarlos en la consecución de la imagen de
marca deseada.
5.
Identificar el tipo de clientes deseados, definir una estrategia y
basarla en la diferenciación. Cuando el marketing se basa en la
imitación, deja de ser marketing.
6.
Elaborar un plan de marketing consensuado. Un plan sencillo, pero no
simple, para posicionar al despacho, las especialidades y los abogados.
7. Evitar competir en honorarios bajos. Competir añadiendo valor al cliente.
8.
Transmitir, a través de los canales comunicativos adecuados, la
personalidad del estudio y el conocimiento de sus abogados, la identidad
de marca, para reforzar la reputación.
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